Gangster Squad (2013), Ruben Fleischer
Todos lo sabemos. El cine comercial es, por encima de todo, un inmenso negocio global. Aun así, hacemos grandes esfuerzos para que se nos olvide constantemente, porque en caso contrario sería menos placentero disfrutar con él a menudo. Lo triste es que haya películas que se empeñen en recordárnoslo. Como siempre, habrá varias lecturas, y la que yo hago de esta peli aspira a compartir en qué detalles veo eso. También está la lectura de que la gran audiencia del cine comercial lo busca específicamente bajo su particular síndrome de Estocolmo, pero dejaremos eso para otro día.
De entrada, aclaro que el cine negro es probablemente mi género favorito, con lo que mi predisposición era más que buena. Pero, un primer síntoma ya delata que aquí había gato encerrado: no la vi cuando se estrenó. A propósito, no leí crítica ni comentario alguno, pero su nula huella popular le confirió un cierto tufillo sospechoso (aunque eso no sea prueba de nada).
Los ingredientes saltan a la vista: peli con presupuesto, puesta en escena bastante cuidada y un casting de lujo. Como siempre, no entraré en detalles sobre su argumento, pero es inevitable citar dos referentes escandalosos en cuanto sale a la luz su planteamiento: Los intocables de Eliott Ness (1987) y L.A. Confidential (1997). Primer golpe, en la frente. Evidentemente, la copia es imposible que supere o se acerque al original y este caso está a millas de ser la excepción. ¿Dónde están los productores con un mínimo de olfato para reconocer y apostar por guiones genuinos?
Pero lo que me llamó más la atención sobre su falta de autenticidad fue su superficialidad. Y éste es el punto más descarado de todos en los que se le ve el plumero a una producción que aspira a ser sólo fachada para pescar espectadores fáciles o ingenuos.
¿A qué me refiero con lo de superficialidad? A personajes con escasa dimensión, profundidad. Algo que está en las antípodas del cine negro o noir 'come il faut'. Si el género auténtico fuese un plato cocinado a fuego lento, esta peli sería probablemente un estofado con los garbanzos crudos.
Tener a tu disposición a actores como Sean Penn, Josh Brolin o Ryan Gosling y convertirlos en meros tópicos planos tiene un triste mérito. Obviamente, no hace falta ni mencionar la falta de sensibilidad con las actrices Mireille Enos (inmensa en la serie The Killing) y Emma Stone.
Ojo! No es que todo esté a la altura de este desacertado aspecto, pero creo sinceramente que pesa demasiado en el conjunto. Como explica muy bien Miguel Machalsky en "El guión cinematográfico. Un viaje azaroso" una historia es, sobretodo, sus personajes. Sin duda es un objetivo azaroso que algunos productores de este género lo descubran. Lo tenemos negro.
PARA: los que confunden grandes producciones con gran cine
ABSTENERSE: gourmets de este género inconfundible
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