Tesis sobre un homicidio (2013), Hernán Goldfrid
Bueno, después de varias semanas liado con otros asuntos vuelvo a la actividad bloguera. Os prometo una peli semanal :-)
Tenía ganas de ver esta peli. Por mucha experiencia que tengamos en ver cine (que absolutamente nunca será suficiente) solemos caer a menudo en la trampa del titulín "De los productores de...". Y en esta ocasión caí con las dos patas. Comparar El secreto de sus ojos con esto es ofensivo.
La película tiene dos cosas, ni una más. Una factura muy digna y un actor que mantiene su atractivo con la pantalla y que es el gancho indiscutible del film. Todo lo demás suspende. Es decir, no hay nada más que pueda calificarse mínimamente de interesante.
Ignoro cuáles hayan podido ser los entresijos de la producción. Si los productores han metido más o menos baza, si la adaptación de la novela original es más o menos fiel, o si el director tiene mejor o peor prensa por lo hecho hasta ahora. Pero lo que no puedo evitar es hacer responsable a éste último de un resultado que no se aguanta por ningún lado.
El guión es débil, repetitivo, plagado de tópicos, inconsistente y falto de la más mínima personalidad. Está plagado de referencias al género cosidas con tal mala gracia que en algunos momentos provocan vergüenza ajena. El dibujo de los personajes está tan inexplicablemente descuidado que los productores de la aclamada y mencionada película de Campanella se han puesto en evidencia. Salta a la vista que debieron topar con aquel proyecto y se encontraron un éxito que demuestran no tener ni idea de replicar. Las interpretaciones de Alberto Ammann y del resto de secundarios no es que sean discretas (que lo son, más en los jóvenes que en el resto) sino que la peli no les da la más mínima oportunidad de explotarlas.
Por hacer alusión a la palabra "Tesis" del título, más les valdría echar un ojo a la maestría con la que un chaval de 23 años rodó hace casi 20 años una peli que le da sopas con honda en el arte de jugar con la inocencia o culpabilidad de un personaje.
Vivimos días tan complicados que uno e los objetivos que mucha gente se propone para poder despuntar es atreverse a ir más allá de la tan deseada originalidad. Algunos, como Risto Mejide, defienden que si tus opiniones no provocan y/o no agitan conciencias no estás transmitiendo nada, porque nada recordarán de los que hayas dicho. En el caso que nos ocupa, además, decidieron ser originales con un final, para el que me cuesta encontrarle adjetivo sin desmerecer al adjetivo mismo.
PARA: ingenuos que (como yo) caigan en la trampa "De los productores de..."
ABSTENERSE: cualquiera que no quiera manchar la imborrable huella de cualquier buen thriller
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