lunes, 26 de noviembre de 2012

Holy Motors

Holy Motors (2012), Leos Carax


Para que mis comentarios sobre esta peli se entiendan como a mí me gustaría creo necesario, más que nunca, describir mis sensaciones acumuladas antes de iniciar su visionado.
Película que gana en Sitges. Piensas: no es garantía de nada, como suele ocurrir con los festivales. Pero entonces empiezan a aparecer voces para ensalzar la singularidad y demás cualidades que la sitúan en un pedestal muy personal y de difícil catalogación, pero donde la mayoría coincide en reconocer como obra maestra. Paralelamente, amigos y conocidos que asisten los primeros días empiezan ya a transpirar sus opiniones cuando les preguntas sin querer que te desvelen nada: "Ves a verla y ya comentaremos...", contestaba la mayoría.
A mi, particularmente, me encanta asistir a películas con este previo. Descubrir cosas nuevas es apasionante en un panorama como el del cine, tan parco en cosas dignas de análisis durante los últimos años (ya mencioné mil veces que me cautivó El árbol de la vida). En esta ocasión también añadía sal a la expectativa el hecho de que el film estuviese firmado (tanto guión como realización) por un más que controvertido director francés que ha dado muchas más sombras que luces.
Bien, pues vayamos con la proyección. La palabra que creo que mejor puede resumir mi estado como espectador tras la primera hora de visionado es "atónito". Y muchos se preguntarán: ¿para bien o para mal? En ese momento, ni yo lo sabía. Es que no conseguía alinear mis sensaciones con lo que estaba viendo. Apertura no me faltaba. Es una actitud que siempre he defendido que debe tenerse ante cualquier pretendida obra de arte. Dos sentimientos sí tenia. Uno, hay imagenes dentro de esa primera hora que son absolutamente impactantes. Es inequívocamente bella la escena de los acordeones. Dos, tenía una inevitable expectativa por descubrir de qué manera podían acabar encajando piezas pertenecientes a puzzles incompatibles.
Y al final, he de reconocer que, como resumió mi gran amigo Jaime: "Este director me ha superado".
Poco más voy a comentar de su contenido. Simplemente, mencionar que, dentro de su inclasificable conjunto, constituye un buen reto concentrase en valorar aspectos tradicionales como interpretaciones, fotografía u otros.
En este aspecto, no me ha sorprendido los ríos de tinta destacando el film a cargo de los críticos de turno, con su habitual tufillo snob. Por otro lado, un experimentadísimo director catalán me comentaba hace poco que le daba risa la consideración de esta peli como pionera, cuando los mismos franceses ya lo hacían hace 50-60 años. Allá vosotros.

PARA: amantes del arte abstracto (por decir algo)
ABSTENERSE: cualquiera que entienda que una peli es, por encima de todo, una historia.

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