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El buen pastor (2006), Robert De Niro
El hecho de que un consumado (y casi consumido) actor como Robert De Niro se embarque en la dirección de un film no fue novedad. Ya lo hizo con Una historia del Bronx (1993) y con un muy digno resultado. Lo que me sorprendió fue que lo llevase a cabo con el registro escogido. Ignoro sus motivos. Lo que salta a la vista es que es una historia personal. Aquellas que se quieren contar porque a uno le apetece. El guión es del experimentado Eric Roth, que firma otros bastante parecidos a éste, unos mejores, como El dilema (1999), y otros no tan redondos, como Munich (2005), que guarda muchas similitudes con éste.
Pero insisto en que no acabo de entender el binomio que forman su director y la mencionada historia: la vida de uno de los edificadores de ese oscuro monstruo llamado C.I.A. Si a esto le añadimos una ambiciosa producción (basta con repasar el elenco de artistas que intervienen), y un metraje exagerado, el resultado huele a capricho.
Y lo de historia personal se hace evidente en el momento en que nos damos cuenta de que esta peli de espías, ambientada en su época de apogeo a mediados del siglo XX, no se abordará desde el ángulo habitual. En lugar de recurrir al imaginable género de thriller político, Robert se nos lanza a un drama intimista con el mencionado entorno como telón de fondo. Quizá le atraía indagar en las vidas de semejantes personajes, pero es evidente que el reto era mayúsculo si no pensaba aderezarlo convenientemente con un poquito más de tensión. La crisis de Cuba a principios de los 60 en la bahía de Cochinos es el enlace de una historia que nunca llega a atrapar.
Es inevitable compararla con la posterior El topo (2011). Y si tuviera que reducir a un sólo aspecto mi opinión sobre porqué creo que la cinta británica supera claramente a este intento de De Niro en la dirección, mencionaría el casting. Mientras en aquella todos están soberbiamente seleccionados y mejor interpretados (inolvidable Gary Oldman) en ésta no hay un sólo intérprete que empatice con este humilde espectador. Quizás sólo unos pocos, como John Turturro o Joe Pesci, aunque el de éste sea un papel de un minuto literalmente… y puede que también el propio personaje que se reserva el director, sólo un poco más extenso. El resto son todos caras bonitas del cine de hoy que no transmiten lo que deben. Empezando por un Matt Damon que hace lo que puede con este personaje sin alma por exigencias del guión y acabando con una Angelina Jolie que encaja en su papel como Miss Universo en un mercado de pescado. Claro que, todo sea dicho, el papel que le han escrito es tan inconsistente como vacío.
Con todo lo dicho, y siempre que dispongamos de más de dos horas y media de absoluta paz y tranquilidad, es un film que tampoco decepciona en su conjunto. Demasiados buenos ingredientes tenía en sus manos este reconocidísimo monaguillo, que no parece que pueda llegar a ser recordado como fraile (o pastor).
PARA: los siempre interesados en husmear en los entresijos del espionaje político
ABSTENERSE: los alérgicos a las películas que catalogan profesionalmente como "lentas"
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