Cartelera:
La invención de Hugo (2011), Martin Scorsese
Esta película es un gran ejemplo de lo que está ocurriendo con el cine desde hace ya tiempo. Y no deja de ser paradógico que se centre en la figura de uno de los primeros grandes creadores de sueños gracias al cine.
Me refiero al imparable avance que la técnica digital ha supuesto para disfrutar de la imagen. De exquisitas imágenes. Un deleite para nuestros ojos en manos expertas como las de Mr.Scorsese. Pero el problema es que las historias no avanzan a la misma velocidad.
El film habla del origen del cine como instrumento para conmovernos. Sin duda, el cine que más nos marca es el que nos emociona. Ahí cada uno pone su listón, pero en este caso está colocado a un nivel obviamente infantil, fruto de la adaptación del texto original. Lo que acaba dando a la peli un aire, por momentos, demasiado cursi.
Esta bien el homenaje a Melies, sin duda. Es un placer descubrir algo más de su mundo y uno no puede más que quitarse el sombrero ante uno de esos hombres que contribuyó incuestionablemente a hacer avanzar a la humanidad, convirtiendo un curioso invento francés en un instrumento para hacer volar nuestros sueños.
Pero lo que se echa en falta es que todo ese torrente de medios puedan ensamblarse más a menudo con historias algo más trascendentales. No digo que ésta lo tuviese que ser, sino que, como subrayaba, la tendencia parece ser dedicar todo el esfuerzo del mundo a la producción y menos a la creación. Curiosamente, para lo arbitrarios que suelen ser, los últimos Oscars la premiaron en 5 categorías de carácter exclusivamente técnico.
Con todo ello, algunas escenas son realmente deslumbrantes. Para muestra el maravilloso travelling inicial que nos acompaña hasta el corazón de esa estación de un mágico París.
PARA: nostálgicos algo ñoños pudiendo ir acompañados de los jovencitos de la casa
ABSTENERSE: saturados de cine en 3D
La vida es un guión que unos leen y otros interpretan, pero que sólo tú escribes. Está en tu mano.
lunes, 26 de marzo de 2012
La invención de Hugo
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viernes, 23 de marzo de 2012
Margin Call
A la venta:
Margin Call (2011), J.C. Chandor
Hay algo que siempre cuesta a la hora de analizar una película cuyo tema reproduce acontecimientos de actualidad: separar nuestro inevitable y lógico interés por dicho tema del crudo análisis del film.
En esta ocasión nos narran las 24h que precedieron al inicio del crash. Me refiero tanto al bursátil neoyorkino como al terrestre y económico global sucesivo. Desconozco cuánta verdad literal hay en esta historia respecto a la ocurrida casi 5 años atrás, pero es lo de menos. Pudo ocurrir algo exactamente igual en el caso de la caída de Lehman Brothers. Y si no fue así exactamente entonces será parecido. De lo que no hay dudas es de que esos innombrables siguen libres y tan panchos.
Para mí la película tiene dos partes de muy diferente calibre. La primera es ciertamente interesante, porque va acompañando al descubridor del agujero negro financiero por toda una cadena de mando que nos permite adivinar cómo se plantean los escenarios a ese nivel. Escenarios con repercusión a escala global, desde la capital del mundo.
Pero la segunda parte, una vez entendemos (aunque ya lo conociesemos) el desenlace hacia el que se encamina, no nos atrapa igual. Por contra, refleja mejor las sensaciones que se apoderan de nuestros personajes. Sin embargo, el guión no puede evitar que el pulsómetro de la peli vaya descendiendo.
Huelga decir que semejante casting es el segundo gran atractivo del film. Un acierto con mayúsculas, sobretodo en el caso de los más veteranos. La experiencia es un grado, no sólo en los negocios. Aunque me da escalofríos llamar a "eso" negocios.
Según me han comentado los que han visto el documental Inside Job, es ésa la pieza que refleja con mayor destreza y crudeza lo acontecido en esta crisis mundial. Pero también me han comentado que la tensión se te dispara hasta tal nivel que hay que verla en casa: gritar en el cine no es de recibo.
También he visto ésta en casa, gracias a Filmin, y no grité. Cuando acabó me dejó en silencio un buen rato.
PARA: quien desee entender un poco más quien mueve verdaderamente los hilos del planeta
ABSTENERSE: el que haya comido en la hora anterior (por lo de evitar el corte de digestión)
Margin Call (2011), J.C. Chandor
Hay algo que siempre cuesta a la hora de analizar una película cuyo tema reproduce acontecimientos de actualidad: separar nuestro inevitable y lógico interés por dicho tema del crudo análisis del film.
En esta ocasión nos narran las 24h que precedieron al inicio del crash. Me refiero tanto al bursátil neoyorkino como al terrestre y económico global sucesivo. Desconozco cuánta verdad literal hay en esta historia respecto a la ocurrida casi 5 años atrás, pero es lo de menos. Pudo ocurrir algo exactamente igual en el caso de la caída de Lehman Brothers. Y si no fue así exactamente entonces será parecido. De lo que no hay dudas es de que esos innombrables siguen libres y tan panchos.
Para mí la película tiene dos partes de muy diferente calibre. La primera es ciertamente interesante, porque va acompañando al descubridor del agujero negro financiero por toda una cadena de mando que nos permite adivinar cómo se plantean los escenarios a ese nivel. Escenarios con repercusión a escala global, desde la capital del mundo.
Pero la segunda parte, una vez entendemos (aunque ya lo conociesemos) el desenlace hacia el que se encamina, no nos atrapa igual. Por contra, refleja mejor las sensaciones que se apoderan de nuestros personajes. Sin embargo, el guión no puede evitar que el pulsómetro de la peli vaya descendiendo.
Huelga decir que semejante casting es el segundo gran atractivo del film. Un acierto con mayúsculas, sobretodo en el caso de los más veteranos. La experiencia es un grado, no sólo en los negocios. Aunque me da escalofríos llamar a "eso" negocios.
Según me han comentado los que han visto el documental Inside Job, es ésa la pieza que refleja con mayor destreza y crudeza lo acontecido en esta crisis mundial. Pero también me han comentado que la tensión se te dispara hasta tal nivel que hay que verla en casa: gritar en el cine no es de recibo.
También he visto ésta en casa, gracias a Filmin, y no grité. Cuando acabó me dejó en silencio un buen rato.
PARA: quien desee entender un poco más quien mueve verdaderamente los hilos del planeta
ABSTENERSE: el que haya comido en la hora anterior (por lo de evitar el corte de digestión)
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martes, 20 de marzo de 2012
Arrugas
Cartelera:
Arrugas (2011), Ignacio Ferreras
El cine de animación no ha sido de los más visitados por mi parte, pero visto lo visto ojalá tuviesemos más oferta como la que nos ocupa.
Para muestra, la primera escena. En 2 minutos, y sin salir de una habitación, pero saliendo (me entenderán los que la vean), nos introduce de lleno muy hábilmente en la situación de nuestro protagonista con toda su carga dramática. No hacen falta previos, ni rodeos, ni entornos, ni introducciones. Eso es cine. Animado, o no, es lo de menos. Y es una gran noticia que la academia del cine español se decidiera a reconocerla con el Goya al mejor guión adaptado, sobre la obra del mismo título de Paco Roca, premio nacional nacional del comic en 2008.
A partir de ese instante inicial acudimos a lo que para muchos será una presentación de lo que es uno de los lugares más tristes pero necesarios, y deshumanizados pero de compleja solución: una residencia para gente mayor.
En esa etapa del film nosotros no lo sabemos, pero mientras tomamos conciencia de esa realidad los guionistas nos van plantando toda una serie de situaciones que recogeremos en la segunda mitad.
Situaciones que adquirirán una profunda carga emotiva por el cambio de protagonismo entre nuestros dos personajes principales. Una entrega como el testigo en una carrera de obstáculos. Como en la vida.
Lo que al principio entendemos como una cruda ley de vida, a muchos ojos inevitable, se convierte en un canto a la dignidad del ser humano. Una dignidad que halla su camino gracias a la comprensión de otro ser humano. Gracias a la amistad.
Como siempre, intento buscarle algún punto en el que aportar mi granito de arena. Y en este caso está en algo tan levemente trascendental como el título. Podrían haber encontrado otros mucho mejores. Quizás es una oportunidad perdida para haber universalizado un poco la conciencia alrededor de este drama de la gente mayor, pues toca un tema del que bien se podrían hacer eco todas las personas con capacidad para ayudar.
Todavía está en el cine y en Filmin. No os la perdáis.
PARA: quien guste del buen cine dramático, poco frecuente en animación
ABSTENERSE: los que acuden al cine a recibir su dosis de adrenalina
Arrugas (2011), Ignacio Ferreras
El cine de animación no ha sido de los más visitados por mi parte, pero visto lo visto ojalá tuviesemos más oferta como la que nos ocupa.
Para muestra, la primera escena. En 2 minutos, y sin salir de una habitación, pero saliendo (me entenderán los que la vean), nos introduce de lleno muy hábilmente en la situación de nuestro protagonista con toda su carga dramática. No hacen falta previos, ni rodeos, ni entornos, ni introducciones. Eso es cine. Animado, o no, es lo de menos. Y es una gran noticia que la academia del cine español se decidiera a reconocerla con el Goya al mejor guión adaptado, sobre la obra del mismo título de Paco Roca, premio nacional nacional del comic en 2008.
A partir de ese instante inicial acudimos a lo que para muchos será una presentación de lo que es uno de los lugares más tristes pero necesarios, y deshumanizados pero de compleja solución: una residencia para gente mayor.
En esa etapa del film nosotros no lo sabemos, pero mientras tomamos conciencia de esa realidad los guionistas nos van plantando toda una serie de situaciones que recogeremos en la segunda mitad.
Situaciones que adquirirán una profunda carga emotiva por el cambio de protagonismo entre nuestros dos personajes principales. Una entrega como el testigo en una carrera de obstáculos. Como en la vida.
Lo que al principio entendemos como una cruda ley de vida, a muchos ojos inevitable, se convierte en un canto a la dignidad del ser humano. Una dignidad que halla su camino gracias a la comprensión de otro ser humano. Gracias a la amistad.
Como siempre, intento buscarle algún punto en el que aportar mi granito de arena. Y en este caso está en algo tan levemente trascendental como el título. Podrían haber encontrado otros mucho mejores. Quizás es una oportunidad perdida para haber universalizado un poco la conciencia alrededor de este drama de la gente mayor, pues toca un tema del que bien se podrían hacer eco todas las personas con capacidad para ayudar.
Todavía está en el cine y en Filmin. No os la perdáis.
PARA: quien guste del buen cine dramático, poco frecuente en animación
ABSTENERSE: los que acuden al cine a recibir su dosis de adrenalina
domingo, 11 de marzo de 2012
Otra tierra
A la venta:
Otra tierra (2011), Mike Cahill
Hay peliculas que poseen la interpretable cualidad de dividir a sus espectadores. En el fondo, ya le gustaría a esta semejante etiqueta, porque significaría que ha gozado de una suficiente respuesta en taquilla. No es el caso. Cine indie muy al uso, cámara al hombro. Tampoco sé si de hecho ha provocado esa división, pero apuesto a que sí.
Yo romperé una lanza en su favor por una sencilla ley que afecta al visionado de las películas: la fuerza de su poso. ¿Que es el poso? lo que queda de una peli 24h después de verla. Hay que esperar, porque a veces ese poso muta para bien. Es el caso.
Dos bandos. Dos tierras. Y varias maneras de exponer, en mi opinión, las diversas impresiones que puede haber dejado.
El ritmo es un primer principio de división. Gustará o no, pero su contenida cadencia es indudablemente apropiada para narrar el presente de alguien que ha sufrido un trauma que cambia su vida.
En su originalidad también tiene dos lecturas. La historia central no es nueva. La hemos visto firmada por Alejandro González Iñárritu. Sin embargo, el inverosimil fenómeno que plantea no puede ser más singular, confiriéndole al film un aroma incalificable, pero irresistiblemente misterioso. Más que sugerentes las estampas con esa otra tierra y su luna en el cielo.
No recuerdo haber visto ejercicios como éste, en el que se mezcla un drama humano, desgraciadamente bastante presente hoy en día, con un nuevo paradigma que lo cambia todo. A modo de metáfora, nos plantea un ejercicio que, de hecho, ocupa ya gran parte de nuestros pensamientos, como el film sabiamente resalta: ¿Qué cosas nos decimos a nosotros mismos? ¿Cómo nos veríamos desde fuera? ¿Que cambiaríamos? ¿Cómo reviviríamos nuestra propia vida? ¿Nos merecemos una segunda oportunidad?
Si, además, bañamos ese coctel con un poquito de romanticismo el conjunto adquiere un aire más que interesante. Reforzado por la interpretación de la guapa Brit Marling, que además es coautora del guión junto al director.
Aun así, el gusto que nos deje seguro que acaba dependiendo de mil imponderables en el momento del visionado: la hora del día, el día de la semana, la compañía al verla, nuestro estado de ánimo... o nuestras ganas de descubrir en el cielo otra tierra. Su influjo es más poderoso que el de la luna.
PARA: aquellos que se jueguen la carta de descubrir algo nuevo
ABSTENERSE: los que sólo juegan con sota, caballo y rey
Otra tierra (2011), Mike Cahill
Hay peliculas que poseen la interpretable cualidad de dividir a sus espectadores. En el fondo, ya le gustaría a esta semejante etiqueta, porque significaría que ha gozado de una suficiente respuesta en taquilla. No es el caso. Cine indie muy al uso, cámara al hombro. Tampoco sé si de hecho ha provocado esa división, pero apuesto a que sí.
Yo romperé una lanza en su favor por una sencilla ley que afecta al visionado de las películas: la fuerza de su poso. ¿Que es el poso? lo que queda de una peli 24h después de verla. Hay que esperar, porque a veces ese poso muta para bien. Es el caso.
Dos bandos. Dos tierras. Y varias maneras de exponer, en mi opinión, las diversas impresiones que puede haber dejado.
El ritmo es un primer principio de división. Gustará o no, pero su contenida cadencia es indudablemente apropiada para narrar el presente de alguien que ha sufrido un trauma que cambia su vida.
En su originalidad también tiene dos lecturas. La historia central no es nueva. La hemos visto firmada por Alejandro González Iñárritu. Sin embargo, el inverosimil fenómeno que plantea no puede ser más singular, confiriéndole al film un aroma incalificable, pero irresistiblemente misterioso. Más que sugerentes las estampas con esa otra tierra y su luna en el cielo.
No recuerdo haber visto ejercicios como éste, en el que se mezcla un drama humano, desgraciadamente bastante presente hoy en día, con un nuevo paradigma que lo cambia todo. A modo de metáfora, nos plantea un ejercicio que, de hecho, ocupa ya gran parte de nuestros pensamientos, como el film sabiamente resalta: ¿Qué cosas nos decimos a nosotros mismos? ¿Cómo nos veríamos desde fuera? ¿Que cambiaríamos? ¿Cómo reviviríamos nuestra propia vida? ¿Nos merecemos una segunda oportunidad?
Si, además, bañamos ese coctel con un poquito de romanticismo el conjunto adquiere un aire más que interesante. Reforzado por la interpretación de la guapa Brit Marling, que además es coautora del guión junto al director.
Aun así, el gusto que nos deje seguro que acaba dependiendo de mil imponderables en el momento del visionado: la hora del día, el día de la semana, la compañía al verla, nuestro estado de ánimo... o nuestras ganas de descubrir en el cielo otra tierra. Su influjo es más poderoso que el de la luna.
PARA: aquellos que se jueguen la carta de descubrir algo nuevo
ABSTENERSE: los que sólo juegan con sota, caballo y rey
In Time
In Time (2011), Andrew Niccol
Con ideas ingeniosas y medios está demostrado que se construyen productos comerciales. Sin entender por ello que sean peliculas vacias o con dudoso atractivo cinefilo. Aunque casi siempre es así. Yo particularmente no tengo nada en contra de películas comerciales. Muchas de mis preferidas lo son, como se podrá comprobar en la lista que aparece en este blog. Pero siempre me ha dado rabia que esos recursos no se empleen de mejor manera, sin que ello deba restar comercialidad a la peli. Pero Don dinero siempre tiene suficiente con el coctel idea+accion+actores famosos.
En este caso, aun me sabe peor por tratarse del director que fue capaz de escribir y rodar Gattaca, una de las mejores películas que se han hecho de ciencia ficción.
Aquí el el plantemiento es interesante. Me refiero al universo creado, con el tiempo como bien vital y moneda de cambio a la vez. Funciona como mero entretenimiento para ayudarnos a imaginar como seria todo si en lugar de euros tuviesemos minutos, y en lugar de arriesgar nuestro sustento fuese la vida lo que estuviese en juego.
Pero ahí se les para el reloj. Topicos, arquetipos y un sinfin de situaciones a cual más previsible. Basta comparar la construcción de las motivaciones de los protagonistas de una y otra película para destilar la inmensa diferencia entre ambas.
En el caso que nos ocupa, el film también utiliza el avance de la genética como uno de los sustratos argumentales, pero burdamente y a años luz de la película de 1997. Sobra esa congelacion del envejecimiento a los 25 años. Pero claro, no podemos olvidar quienes son los que pagan la taquilla... no sea.
Otro gran detalle, que dado el estilo de producto seguro que no está concebido como denuncia, es que (por si lo habiamos olvidado) en la vida que nos toca vivir parece que no se trate de ser sino de tener. El tanto tienes tanto vales corregido y aumentado. Es lo que hay.
Y de postre, sólo como ejemplo, un par de perlas, como el telefono que el millonario tiene en su futurista despacho: si lo regalasen con las madalenas se venderian menos. O las numerosas carreras que se marca la prota con unos tacones como los de Carl Lewis en aquel gran anuncio en valla exterior de Pirelli.
En fin, dicen que el tiempo vuela. Lo mejor es verla en pleno vuelo para matar el tiempo. Lo que he hecho.
PARA: quien tenga tiempo para todo
ABSTENERSE: los que no quieran perder ni un minuto
Con ideas ingeniosas y medios está demostrado que se construyen productos comerciales. Sin entender por ello que sean peliculas vacias o con dudoso atractivo cinefilo. Aunque casi siempre es así. Yo particularmente no tengo nada en contra de películas comerciales. Muchas de mis preferidas lo son, como se podrá comprobar en la lista que aparece en este blog. Pero siempre me ha dado rabia que esos recursos no se empleen de mejor manera, sin que ello deba restar comercialidad a la peli. Pero Don dinero siempre tiene suficiente con el coctel idea+accion+actores famosos.
En este caso, aun me sabe peor por tratarse del director que fue capaz de escribir y rodar Gattaca, una de las mejores películas que se han hecho de ciencia ficción.
Aquí el el plantemiento es interesante. Me refiero al universo creado, con el tiempo como bien vital y moneda de cambio a la vez. Funciona como mero entretenimiento para ayudarnos a imaginar como seria todo si en lugar de euros tuviesemos minutos, y en lugar de arriesgar nuestro sustento fuese la vida lo que estuviese en juego.
Pero ahí se les para el reloj. Topicos, arquetipos y un sinfin de situaciones a cual más previsible. Basta comparar la construcción de las motivaciones de los protagonistas de una y otra película para destilar la inmensa diferencia entre ambas.
En el caso que nos ocupa, el film también utiliza el avance de la genética como uno de los sustratos argumentales, pero burdamente y a años luz de la película de 1997. Sobra esa congelacion del envejecimiento a los 25 años. Pero claro, no podemos olvidar quienes son los que pagan la taquilla... no sea.
Otro gran detalle, que dado el estilo de producto seguro que no está concebido como denuncia, es que (por si lo habiamos olvidado) en la vida que nos toca vivir parece que no se trate de ser sino de tener. El tanto tienes tanto vales corregido y aumentado. Es lo que hay.
Y de postre, sólo como ejemplo, un par de perlas, como el telefono que el millonario tiene en su futurista despacho: si lo regalasen con las madalenas se venderian menos. O las numerosas carreras que se marca la prota con unos tacones como los de Carl Lewis en aquel gran anuncio en valla exterior de Pirelli.
En fin, dicen que el tiempo vuela. Lo mejor es verla en pleno vuelo para matar el tiempo. Lo que he hecho.
PARA: quien tenga tiempo para todo
ABSTENERSE: los que no quieran perder ni un minuto
jueves, 1 de marzo de 2012
Entrevista a Rodrigo Cortés
Entrevista a Rodrigo Cortés, director de Luces Rojas, para LA FINESTRA DIGITAL
Viendo tus tres largometrajes, ¿qué es lo que te atrae tanto como para
convertirte en ese sustantivo que tanto te gusta, victimario, sobre unos
protagonistas llevados al límite?
Pues es una buena pregunta y complicada también. No hay una decisión
consciente. Imagino que tiene que ver con el hecho de que mis personajes desean
tener acceso a una realidad, un conocimiento, una sabiduría o una verdad. Y
tengo la percepción personal de que ese camino nunca es sencillo. Siempre es
tortuoso y complejo. En general, para tener acceso a algo y nacer de nuevo uno
tiene, de alguna manera, que morir previamente. No hay nunca una autopista de
10 carriles hacia el conocimiento sino un camino tortuoso lleno de obstáculos.
Buried (Enterrado) te dio la oportunidad de poder escoger. ¿Por qué
este tema ahora y no antes? ¿Es por el presupuesto que requiere?
En realidad es un guión escrito previamente. Es un proyecto en el que
ya trabajábamos Adrián Guerra, mi socio de producción, y yo, encontrándonos con
muchas dificultades ante una historia de esa ambición narrativa y
presupuestaria. Aunque conseguimos avanzar mucho, llegó un momento en que todas
las fases estaban deseando que otra persona se incorporara para ser quien diese
el siguiente paso. Cuando apareció Buried me consumió absolutamente, por la
necesidad obsesiva de realizar algo inédito e insensato, y después
sencillamente lo retomamos donde lo habíamos dejado. De manera que no se siguió
ningún planteamiento especulativo sobre qué era lo conveniente después de hacer
Buried, sino ver la posibilidad de acercarnos al proyecto que estábamos
moviendo antes.
¿Qué tal la experiencia de haber podido realizar Luces Rojas con este
elenco de artistas? ¿Es tan ideal como aparenta ser más allá de su idoneidad
comercial?
El cartel de la película demuestra la existencia de lo
paranormal sin ninguna duda, porque no hay nada que lo explique. Cada vez
que lo miro y veo esos rostros pienso en quién debe haber dirigido esa película
y porqué tengo yo el poster en mi casa. Es complicado. Al fin y al cabo ha sido
una acumulación de trabajo brutal durante estos dos años, sin un solo día de
descanso y ni siquiera tengo la distancia y la perspectiva necesaria para
evaluar y destilar lo que he vivido. Solo te diré que todo parte de una
tendencia a no autolimitarme, porque la realidad tiende a hacerlo con plena
solvencia sin necesidad de ningún tipo de ayuda. Así que cuando tienes unos
personajes debes pensar en los personajes idóneos para encarnarlos. Siendo muy
consciente de que si tienes una lista de 10 por puesto seguramente será el
número 7 el que diga que sí. Entonces tienes 2 opciones: o empiezas
directamente por el 7, con sentido común, o empiezas por el 1 y que sea él
quien te diga que no. Y nos encontramos con que los 3 números 1 tuvieron una
reacción muy poderosa ante el guión. Así que, tras organizarles pases privados
de Buried, muy pocas semanas después teníamos sendas reuniones, en Sicilia con
De Niro, en Nueva York con Sigourney y en Londres con Cillian, en las que nos
llevó poco más de 45 minutos decidir que estábamos en la misma nave. Si me
preguntas cómo sucedió, mi respuesta es que no tengo ni la más remota idea.
¿Con qué te quedarás de todo ello? ¿Qué es lo que más te ha
sorprendido de su trabajo más allá de los tópicos como del que defiende lo
callado que es De Niro?
Bueno, todo te sorprende si no esperas nada concreto. Es como me
planteo las cosas. Son lecciones constantes, pero que suceden en cualquier
rodaje. Es lo más parecido a ir a la guerra: hay muy poco espacio para el
placer. Debes aportar soluciones constantes a problemas constantes. Y muchas
veces, verdaderamente, lo más enriquecedor es pasar por esa guerra y salir vivo
de allí. Generalmente, sentir que has crecido de alguna manera al enfrentarte a
desafíos nuevos. Por otro lado, en tu búsqueda de un próximo proyecto siempre
estás buscando algo así. Algo que te asuste un poco, que no controles del todo,
que no estés seguro de que puedes hacer. Es esa sensación de vértigo, cuando tu
cuerpo te pide lo contrario. Es lo que te estimula y que te permite abordar
cosas que te dan miedo para borrar esos límites y descubrir otros nuevos.
Pues en esta guerra tus soldados han hablado muy bien de ti,
atendiendo a entrevistas publicadas con De Niro y Cillian Murphy. ¿Qué les has
dado?
Pues no lo sé. Yo mismo, cuando leo estas respuestas me siento muy
gratificado pero sorprendido, en el sentido de que esto no formó parte de
nuestras conversaciones de trabajo. Tú solamente tratas de abordar cada escena
tratando de convertir a cada escena en la mejor versión posible de sí misma.
Imagino que si algo hago con los actores primero es tratar de convertirme en
una especie de detector de mentiras, de manera que tratas de no aceptar
cualquier cosa que no sea verdadera, y sí de generar en cada situación las
condiciones para generar momentos de verdad. Imagino que si ellos perciben que
puedes diferenciarlo, a partir de ese momento para ellos es mucho más sencillo
confiar. Un actor quiere, por encima de todo, confiar en su director. Si siente
que tiene esa confianza saldrá de la zona segura porque sabrá que está
protegido y nadie le permitirá hacer el ridículo.
Más allá de todas las distancias físicas imaginables, ¿cómo
compararías el rodaje con el de Buried? ¿Hay algún nexo común?
Creo que son muy parecidos. El reto de Buried era hacer un thriller en
una caja y el de Luces Rojas era hacerlo fuera de ella. Es lo mismo. La
caja no es lo importante. Igual que no es importante la ciudad del medio oeste
en la que sucede Luces Rojas. Sí lo es guiar al espectador emocional y
narrativamente. Es decir, gestionar las emociones del espectador y su
percepción de la historia para conseguir que cada escena impacte en él de la
manera más contundente posible. Da igual que tengas un actor ó 70, una ciudad
inacabable o una selva tropical. En el fondo es indiferente. Solo hay una
diferencia de escala. Al final, como los problemas, una vez desglosados, deben
abordarse de uno en uno, solamente acabas antes o después de resolverlos. La
mecánica es parecida.
En esta ocasión firmas guión, dirección y montaje. ¿Dónde has
disfrutado más creando? ¿Antes, durante o después del rodaje?
Las partes más placenteras aparecen siempre en la escritura y en el
montaje. Principalmente, en el montaje. Aunque cada vez se hace menos
placentero porque siempre hay una presión de tiempo que impide que uno tenga la
sensación de estar construyendo algo sin límites, sin un taxímetro y un tic tac
constante. En ese sentido, cuando aumenta la presión el placer se va
reduciendo. Desde luego, donde nunca hay placer es en el rodaje. Eso sin
ninguna duda.
De cara a un próximo proyecto, ¿vas hacia una película de 70 actores o
nuevamente de 1?
En realidad es ahora cuando por primera vez en muchas semanas empiezo
a sentir que tengo espacio en mi cerebro para rellenarlo con algo. En cuanto
acabe la promoción de la película me convertiré en una especie de buscador del
grial, tratando de rellenar ese hueco.
Por último, asistimos a una tendencia de directores de aquí
con experiencias internacionales. Además del tuyo, casos como el de Juan
Carlos Fresnadillo con Intruders, o Juan Antonio Bayona con Lo
imposible, en los que habéis rodado, dentro o fuera del país, pero en
inglés y con estrellas mundialmente conocidas. ¿Qué ha cambiado? ¿Asistimos a
un salto de talento o es fruto de la globalización?
Yo sospecho que el mundo se ha convertido en un lugar más pequeño, con
distancias más cortas y más accesible. Y sin duda, el hecho de que sea para
nosotros más fácil cruzar la línea tiene mucho que ver con los que la cruzaron
antes que nosotros, con mucha más dificultad. Pero la superaron el suficiente
número de veces como para desdibujarla más y borrarla, hacerla más accesible.
No creo que haya una diferencia de talento. Quizás sí de lenguaje a un
determinado nivel, en el sentido de que nos formamos con una educación
audiovisual que imagino que hace que unas determinadas formas sean
más internacionales y más exportables. Pero no creo que se deba a una condición
de talento. Sería absurdo pensar que de repente ha aparecido una generación más
dotada en términos de talento que la anterior. Eso imagino que
significativamente no se sostiene. Al final somos todos herederos de las condiciones
que nos han legado los que estaban antes que nosotros.
Ver el comentario de la película.
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