martes, 29 de noviembre de 2011

Un método peligroso

Cartelera:
Un método peligroso (2011), David Cronenberg


No se puede negar que hay una adjetivo que casa bastante bien con Cronemberg: inquietante. Y también hay algo muy de agradecer en los directores que vienen de haberse labrado un cartel: el cambio de registro. Soy completo desconocedor de su época inicial, algo más de su época media, con La Mosca (1986) e Inseparables (1988), pero he celebrado claramente en su época más reciente ejercicios más alejados del cine fantástico, como Crash (1996), Una historia de violencia (2005) y Promesas del este (2007). Y es precisamente con éstas últimas con las que creo que comparte un nexo común que inevitablemente va unido a la edad: la reflexión sobre nuestros instintos más profundos y el descubrimiento de nuestra verdadera identidad.
La prueba es que en esta ocasión ha ido a por el padre y el hijo de esa corriente que nació con el siglo XX: el psicoanálisis, Freud y Jung. Pelicula de muy pocos personajes y localizaciones, no casualmente una adaptación de la obra tatral del mismo autor que firma el guión, Christopher Hampton. Densa en sus diálogos. De esas peliculas en las que uno estaría todo el rato dándole al pause para reflexionar sobre algunas frases. Es inevitable que falte ese minimo tiempo para digerir esos medidos diálogos. Pero aun así, en ningún momento se hace pesada ni tediosa, aunque cueste algo acostumbrarse a su ritmo al principio. Tampoco es fría, porque sabe solapar con auténtica maestría y dosificación las teorías de sus personajes con el viaje emocional que experimenta su protagonista, un regio Fassbender encarnando a Carl Gustav Jung. Eso sí, destaco el reparto al completo. Estan todos espléndidos.
Otro innegable atractivo del film es su imponente dirección artística. Verdaderamente exquisita toda la recreación de la época: localizaciones, interiores y vestuario están sobresalientes.
Y ya me diréis. A mi la peli me deja un sabor. En una época en la que el sexo masculino seguía pavoneándose de abanderar casi con total exclusividad los méritos del progreso, la mujer asomaba ya la cabeza de una manera sumamente poderosa. Los papeles de la mujer de Jung y de la propia Knightley son para mí los que contienen las mejores perlas. Muchos puros en boca y sermones algo fanfarrones, cuando en realidad son ellas las que mediante finísimos pero firmes hilos dominan el consciente y el subconsciente. Pura inteligencia.

PARA: Interesados en entender al ser humano
ABSTENERSE: Los que evitan el cine inteligente

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