Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio (2011), Steven Spielberg
Es curioso como nos llegamos a meter en algunos debates ligados a grandes lanzamientos. El último el de Tintín.
Y con todo ello lo único que conseguimos, evidentemente, es inflar la bola de nieve para deleite de las productoras y distribuidoras que con ello alimentan sus fastuosas campañas.
Que si es fiel al original. Que si está americanizado. Que si es Indiana Tintín. Que si es Tintín Jones. Bla bla bla.
Por mucho que se asista al estreno, es casi imposible acudir a su visionado sin estar ya condicionado, algo que históricamente ocurría en contadas ocasiones, hasta la llegada de las redes sociales.
Pues eso, a veces más ruido que nueces. Lo que he visto hoy es un film de exquisita y avanzada animación que respeta la historia original. Una animación que parece que hoy en día deba obligatoriamente ir acompañada de eso: animación y más animación. Es como si la calidad tuviese que aderezarse con un ritmo desbordante que asegure su dosis de hiperactividad a cada niño. Y aunque sigue llamando la atención esta sorprendente técnica estrenada con Avatar, es inevitable que ya no sorprenda tanto. Por no hablar del 3D.
Y en cuanto a la historia y a su personaje, encuentro fuera de lugar el debate, sinceramente. Me tragué prácticamente todos los comics en su día y me parece que lo que ofrece la pelicula es una obligada adaptación al código del cine comercial actual, nos guste o no.
En definitiva, que siempre celebraré más fondo que forma. Pero al final lo que importa siempre es el gusto que te deje en la boca: una peli entretenida.
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